Capítulo 2 3

1 Naomi, su suegra, le dijo, "hija mía, ¿No debería yo buscar descanso para ti, de modo que te vaya bien? 2 ¿Ahora no es Booz, con cuyas jóvenes trabajadoras tu estabas, nuestro pariente? Mira, él esta aventando la cebada en el patio de trillar esta noche. 3 Por lo tanto, báñate, perfúmate, vístete con las mejores ropas, y anda al patio de trillar. Pero no te le presentes al hombre hasta que finalice de comer y beber. 4 Entonces será, que cuando él se acueste, presta atención al lugar donde él yace, y anda allí y descubre sus pies, y acuéstate. Entonces el te dirá lo que tú deberás hacer." 5 Entonces ella le dijo, "Todo lo que me digas, yo lo haré." 6 Entonces ella fue al patio de trillar, e hizo de acuerdo a todo lo que su suegra le habìa instruido. 7 Cuando Booz había comido y bebido y su corazón estaba alegre, él se fue a acostar al final de una pila de granos. Entonces ella vino en silencio, y descubrió sus pies y se acostó. 8 Sucedió que a media noche el hombre se sobresaltó. Se dio la vuelta, y justo allí ¡una mujer estaba acostada a sus pies! 9 Él le dijo, "¿Quién eres tú?" Ella respondió, "Soy Rut, tu sirvienta. extiende tu manto sobre tu sirvienta, porque tú eres un pariente redentor." 10 Él dijo, " Hija mia, que seas bendecida por Jehová, porque tú has mostrado más bondad al final que al inicio, porque no has ido trás de los jóvenes, ya sean pobres o ricos. 11 Ahora, hija mía, ¡no estes temerosa! Haré por ti todo lo que digas, porque todas las personas de mi ciudad saben que eres una mujer digna. 12 Ahora ciertamente es verdad que soy un pariente redentor pero hay un pariente redentor más cercano que yo. 13 Quédate esta noche, y será en la mañana, que si él te redimiere, bien, que te redima. Más vive el Señor, que si él no te quisiere redimir, entonces yo te redimiré, acuestate hasta mañana. 14 Asi que ella se acostó a us pies hasta la mañana. Mas ella se levantó antes que nadie pudiera reconocer a otra persona. Por cuanto él había dicho, "Que no se epa que vino a la era". 15 Luego dijo él, "trae el manto que tienes sobre ti y sostenlo". Mientras ella lo sostenía, el midió seis efas de cebada y se los dió. Luego él se fue a la ciudad. 16 Cuando ella vino a su suegra, le dijo "¿Cómo te fue, hija mía? Entonces ella le contó todo lo que el hombre había hecho por ella. 17 Ella dijo, "Él me dió estos seis efas de cebada, porque dijo, "Para que no regreses a tu suegra con las manos vacías." 18 Luego dijo ella, "Sientate aquí, hija mía, hasta que sepas como terminará el asunto, porque el hombre no descansará hasta que haya finalizado esto hoy."